fuente: Macleta.cl
Escrito por Andrea Gamboa
Fotografías: Gemmy Ramírez
Las mujeres que usamos bicicleta por placer o para movernos diariamente, tenemos motivaciones distintas a las de un hombre ciclista. Y si consideramos que nuestras vidas varían según edad, clase social, educación, residencia, estado civil o de pareja, hij@s, entre otras cosas, hay que reconocer que tenemos necesidades específicas que deben ser atendidas por quienes trabajan en temas de transporte en Santiago, y en Chile en general.
Muchas mujeres aprendemos a andar en bicicleta en la infancia, algunas abandonamos en la adolescencia y todas podemos retomar o aprender en la vida adulta. Las de sectores populares cletean principalmente por ahorro de dinero en transporte, porque se sienten capaces de pedalear continuamente y han logrado conseguir la bicicleta o triciclo familiar para su uso personal. Las de clase media y alta buscan su bienestar físico y/o mental, se han informado sobre el tema, y muchas toman conciencia sobre una ciudad sustentable. Y casi todas buscan desafiarse a sí mismas, disfrutando de la sensación de viajar libremente y con autonomía.
Al principio, las mujeres pedaleamos en grupo o en compañía de una persona conocida. Cuando los viajes son
frecuentes es más cómodo andar sola, porque generalmente necesitamos hacer recorridos cortos y encadenados al trabajo o estudio, supermercado o feria, pagar cuentas o hacer trámites, consultas médicas, buscar o dejar niñ@s, etc. Sin bicicleta, esto implicaría un gran gasto de dinero y tiempo, y por eso es una herramienta tan útil. Se convierte en una amiga que cuidamos y embellecemos poniéndole accesorios para transportar carga y personas, y facilitar nuestras actividades en dos ruedas.

En la calle, las mujeres son respetuosas, siguen las reglas de tránsito y rara vez discuten con alguien. Desde chicas nos enseñan a cuidarnos de las agresiones físicas o sexuales, y somos conscientes de nuestras responsabilidades en estudios, empleos, y en la casa. Por eso hay tantas que prefieren el automóvil o el transporte público. Las ciclistas y triciclistas buscamos formas de sentirnos más seguras usando luces e implementos adecuados y planificando rutas según calidad y condición de calles y tráfico. Las ciclovías y estacionamientos de bicicletas son ideales, pero su ausencia no nos detiene. Muchas seguiremos pedaleando a pesar de no tener dónde dejar la bici o de no encontrar ciclovías, sacrificando tiempo o seguridad con tal de cumplir con nuestras tareas cotidianas.

Finalmente, algo muy importante. Una mujer casi siempre es promotora del uso de la bicicleta: suele enseñarle a sus hijos e hijas, o motivar a otros familiares, compañer@s de trabajo, amigas o vecinas, y es generosa con sus conocimientos ciclísticos. Por eso… ¡Todas a pedalear!!!!