Por Oscar Orellana |
Después de ser aplazadas por conveniencias poco “salubres”, se realizaron las Mega-Elecciones el 15 y 16 de Mayo. El lunes siguiente por la mañana, un periodista en el Congreso Nacional decía que habían escasos parlamentarios en el lugar y de los pocos asistentes, no había ninguno con el semblante alegre ni menos con ánimo para hacer declaraciones. Por el contrario, todos tenían cara de funeral Papal. Esto era inusual ya que generalmente los políticos nunca pierden y siempre después de un acto electoral, todos se felicitan y destacan algo para ganar. Pero ese día no solo estaban ausentes, sino que no había nada que celebrar.
Cambia todo cambia
Antaño, los políticos eran ciudadanos respetables por su entrega a causas que defendían con vehemencia. Fuera su defensoría de ricos o pobres, eran personas que tenían y defendían valores y posiciones políticas con entrega y muchas veces con arrojo.
En la actualidad los políticos se han transformados en profesionales de la política. Con grandes salarios y beneficios que nadie tiene en el país e incluso en el mundo. Son los mejores pagados en el planeta a excepción de México. Lo que no es muy respetable por cierto. Prácticamente se han convertido en una clase aparte. Difícil de diferenciar entre izquierda o derecha y por ende el bienestar del pueblo no aparece en ninguna parte como su principal preocupación.
Son la clase más repudiada del país. En medio de las enormes movilizaciones que han sacudido a la sociedad chilena en el último tiempo, ninguno de los “honorables” ha tenido el derecho de participar activamente en ellas.
El poder corrompe y la falta de principios también.
Uno de los primeros síntomas de la descomposición de los políticos es cuando comienzan aferrarse a sus puestos de cualquier manera. Pocos son los que leal y honestamente reconocen una derrota. La mayoría comienzan a buscar pequeñas justificaciones.
Luego estas comienzan a ser cada vez más grandes y al final son tan grotescas las explicaciones que después de una elección, lo que resulta paradojal es que todo el mundo sale ganador. Las elecciones deberían ser como los partidos de tenis. Aunque sean largas y agotadoras, deberían terminar con un ganador claro y neto.
El ciudadano común se preguntará ¿Cómo es posible que al final todos resultan ganadores?
Para que hacer elecciones entonces si todos ganan. Mejor se ponen de acuerdo y después nos comunican los resultados.
Es increíble también la capacidad que tienen para buscar datos, encuestas, comparaciones antiguas o internacionales con el fin de justificar y enmascarar las verdaderas cifras.
Luego adaptan sus discutibles logros con nuevas alianzas, otras promesas, acuerdos truchos y poco importa si son acordes a valores éticos y aspiraciones sentidas por la población. De todas maneras, lo fundamental para ellos es guardar sus cargos y sus privilegios. La Clase Política vive en una Burbuja Social. Comparten los mismos barrios, tiendas, colegios, en fin, viven en otro mundo. Están completamente al margen de la realidad del pueblo real. Por tanto no pueden ver, sentir, ni menos entender lo que pasa con la población que ellos dicen representar.
Por eso, cuando la convulsionada realidad les estalla en la cara, entonces no queda más que declarar: Nadie vio venir esto.
No hay peor ciego…
Esto es lo que se viene repitiendo desde el 18 de Octubre 2019. Porque la gente se cansó de tanta mentira y engaño. “No son 30 pesos, son treinta años” proclamaron nuestros estudiantes. Pero nadie lo vio venir.
Treinta años de falsa Democracia, de endeudamiento total, de mala salud, de pensiones miserables, de vender el país a los empresarios y ninguno de los “honorables” lo vio venir.
En su torpe ceguera, estupefactos vieron marchar a millones de compatriotas sin entender las causas profundas.
El gobierno de los empresarios pensó que eran atacados por “un enemigo poderoso” y declaró la guerra.
Los administradores del Neo-liberalismo por 30 años, tampoco captaron que los abandonados y traicionados por ellos se despertarían y amenazarían sus privilegios.
Nada pudo detener las grandes movilizaciones.
Toda la Clase Política se asustó y en un gesto de autodefensa se unieron y firmaron el acuerdo inmoral del 15 de Noviembre 2019 para salvar la situación. Pusieron condiciones leoninas y tramposas para frenar las justas reivindicaciones del pueblo.
A pesar de la pandemia y la campaña de terror de la derecha, en el Plebiscito del 25 octubre del 2020 los resultados fueron categóricos; El 80% de los chilenos querían cambiar la Constitución. Aquella Constitución que los Yanaconas del modelo jamás osaron tocar por pactos encubiertos, cobardía o por conveniencias personales.
La elección de los Constituyentes, o sea la elección más importante de la historia, fue desnaturalizada, sumergida en una Mega-Elección que confundió a gran parte a la población.
Una vez más toda clase política se lanzó en una descarada carrera por aprovecharse de lo que ellos no vieron venir, no comprendieron, y menos protagonizaron.
Con la desfachatez propia de los patrones, aquellos que estuvieron en contra del Apruebo en el Plebiscito se sumaron a esta competencia para devenir Constituyentes.
Los administradores de Neo-liberalismo, los vendidos al modelo. Los que se burlaron de los estudiantes, los que fueron a buscar a Pinochet a Londres, los que estafaron al pueblo con el Transantiago, los que recibieron dinero de Ponce Lerou también se sumaron a esta “Fiesta de la Democracia” como ellos la llamaron sin comprender que hoy no representan casi a nadie.
Gastaron millones en publicidad a través de sus medios de prensa y TV.
Acallaron de forma vergonzosa la voz de los independientes.
La farándula televisiva con políticos desfasados, restaron toda importancia a la elecciones de constituyentes y se abocaron solo a sus mezquinos intereses partidistas.
Organizaron y manipularon diversas encuestas que resultaron un fiasco.
La derecha sufrió una derrota histórica en todos los terrenos. Además no pudieron alcanzar el tercio bloqueador que necesitaban en los Constituyentes.
Los partidos de “La Centro-Izquierda” también calcularon muy mal y salieron desplumados. Y una vez más, con su ceguera enfermiza… Nadie vio venir nada.
La estrechez de miras les impide ver la magnitud de lo ocurrido. Insisten en buscar explicaciones superficiales y responsables en su propia Burbuja Política mientras la historia pasa por fuera. Persisten en sus juegos electoralistas protagonizando una patética y desesperada comedia que los desprestigia aún más.
Después de treinta años, la ciudadanía tiene la oportunidad de hacer valer su voz. No será tarea fácil. Tanto la “derecha de verdad” como “la izquierda de mentira”, harán todo lo imposible por boicotear los cambios profundos que nuestro país anhela.
Este proceso recién comienza y las nuevas fuerzas populares que emergen, deberán transitar por un duro y largo camino que no estará exento de trampas y traiciones. La clave en cada uno de sus avances será su base social organizada y movilizada.
Uno de mis amigos, viejo militante, me decía el otro día “Quizás ahora comiencen de verdad a abrirse las grandes Alamedas”. Espero que mi amigo no se equivoque y que de verdad por ella transiten los nuevos representantes del pueblo para establecer una Nueva Constitución y remplazar este sistema que jamás fue pensado para garantizar una vida digna para ellos.
Así nos tomaríamos una revancha histórica; ya que fuimos sin saber el primer laboratorio del Neo-Liberalismo, quizás tengamos el privilegio de ser de nuevo protagonistas de la Historia y seamos quienes pavimentemos el fin de este nefasto sistema.