Por Oscar Orellana
“La certidumbre de que la investigación no es una especialidad del oficio sino que todo el periodismo debe ser investigativo por definición”, nos lo decía Gabriel García Marques en su discurso ante la 52a. asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, en Los Ángeles, USA.
Esta cualidad impresa en el ADN del periodismo de verdad, es el que ayuda, entre otros factores, a mantener el necesario equilibrio en una sociedad que se precie de democrática. Por cierto que esta comprometida y noble actividad, que llena de orgullo a los que la practican, conlleva también un peligro permanente. La verdad y la transparencia no siempre acomodan los poderes fácticos en donde muchas veces se coluden intereses económicos, políticos y delictuales.
El caso de Peter R de Vries
El 6 de julio recién pasado, fue baleado en pleno centro de Amsterdam el famoso periodista de investigación, Peter R de Vries. El reconocido reportero holandés resultó gravemente herido cuando un hombre disparó cinco balas contra el periodista, que salía de un estudio de la televisión privada RTL.
Dos sospechosos que huían fueron arrestados incluido el presunto agresor, dijo la policía. Los sospechosos son un hombre de 35 años de nacionalidad polaca de la ciudad sureste de Maurik y un joven de 21 años de Rotterdam. Nueve días después el periodista investigador falleció en un hospital de Amsterdam.
Peter R de Vries trabajaba sobre un caso candente y estaba asesorando al testigo clave Nabil B. en el llamado juicio de Marengo, un proceso penal de ajuste de cuentas vinculado al tráfico de drogas. En este juicio, dieciséis personas se encuentran en el banquillo de los acusados, entre ellos Ridouan Taghi, uno de los narcotraficantes más poderosos y sanguinarios del país. El proceso que comenzó en marzo no debería finalizar antes del 2022.
Ridouan Taghi es un mafioso con una brutal popularidad, las vidas humanas parecen no contar para nada en su universo criminal. El delincuente, que emigró de Marruecos, está acusado de haber cometido seis asesinatos y es objeto de investigaciones en muchos otros casos. Entre los asesinados se encontraban opositores de la industria de la droga o pandilleros de quienes sospechaba que eran informantes de la policía.
Otros dos asesinatos se tratan por separado en el tribunal: el del hermano del testigo clave (Nabil B), asesinado en 2018, y el de su abogado Derk Wiersum, en 2019.
La fiscalía acusó a Ridouan Taghi de dirigir su organización criminal como una “eficaz máquina para asesinar”. Los dos abogados defensores que representan al testigo clave en el tribunal, están bajo protección policial las 24 horas del día. Hay indicios de que sus vidas también están en peligro.
El propio Peter R de Vries había sido objeto de protección policial desde que le informaron que Ridouan Taghi lo había agregado a su lista de personas a las que tenían que eliminar. Sin embargo Peter R de Vries había renunciado a ella porque no quería que su vida estuviera determinada por las fuertes medidas de seguridad.
Ridouan Taghi llegó a Holanda con sus padres en 1980. En 2018, la policía lo incluyó en la lista de los criminales más buscados del país y prometió una recompensa de 100.000 euros por su captura. En 2019, fue arrestado en Dubai en una villa de alquiler y deportado a Holanda, donde actualmente está siendo juzgado.
Realidad y Ficción
Lo que se ve muchas veces en la ficción del cine, es sobrepasado por la horrible realidad y por el actuar de las organizaciones criminales. Las bandas de narcotraficantes están librando una guerra encarnizada en Holanda. Varias bandas se enfrentan sin piedad. Hace un año, la policía llevó a cabo una importante acción contra una alianza de pandillas llamada “Los Pepes”, nombre tomado del escuadrón de la muerte colombiano del mismo nombre que intentó eliminar al narcotraficante Pablo Escobar. Es este mismo grupo contra el que luchaba Ridouan Taghi.
Durante sus investigaciones, los policias descubrieron en el puerto de Rotterdam siete contenedores pertenecientes a “Los Pepes” en los que se estaba torturando a personas. En uno de los contenedores, llamado “sala de consulta” por la pandilla, había una silla de dentista y numerosos instrumentos de tortura, como tijeras de podar, alicates e instrumentos quirúrgicos. Estaban destinados a los cómplices de Taghi, según los fiscales.
Peter R de Vries, “el Pitbull”
Especializado en “casos sin resolver” (casos cerrados por la policía), Peter R. de Vries había ayudado a solucionar varios de ellos. El reportero ganó notoriedad internacional en 1987 con su bestseller sobre el secuestro del empresario de la cerveza Alfred Heineken. De Vries obtuvo fama internacional en 2008 cuando le concedieron un premio Emmy por su informe sobre la desaparición de la estudiante norteamericana Natalee Holloway en Aruba.
Apodado “El Pitbull”, el famoso reportero holandés ayudó notablemente a resolver la desaparición y asesinato de Nicky Verstappen, un niño de 11 años, que había desaparecido de un campamento juvenil en 1998, y antes de ser asesinado fue agredido sexualmente. Se convirtió en portavoz de la familia de la víctima cuando, en 2018, el caso tomó un nuevo giro, lo que llevó a condenar a un sospechoso.
Trabajó en el popular diario De Telegraaf, blanco de un ataque en 2018. Sus investigaciones lo llevaron notablemente a frecuentar la banda de Willem Holleeder, uno de los mafiosos más famosos del reino, condenado en 2019 a cadena perpetua por cinco asesinatos y organizador en 1987 del secuestro del famoso empresario cervecero.
Christophe Deloire, secretario general de Reporteros sin Fronteras, dijo que la muerte de Peter R de Vries confirma que “el crimen organizado representa una gran amenaza para el periodismo en la Unión Europea” [UE].
“Una parte del público considera a los periodistas víctimas de los riesgos de la profesión, aunque cada vez son más atacados cuando investigan o informan sobre temas delicados. Lo que está debilitado es el derecho a la información”, agrega Christophe Deloire.
Casi veinte periodistas de investigación han sido asesinados este año. Diez investigaron casos de corrupción local y malversación de fondos públicos, cuatro investigaron la mafia y el crimen organizado, y tres trabajaron en temas relacionados con temas ambientales.
El último ranking mundial de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras coloca a los Países Bajos en la sexta posición entre 180 países en 2021, detrás de Noruega, Finlandia, Suecia, Dinamarca y Costa Rica. Esto nos plantea una vez más que el trabajo del periodismo y sobretodo del periodismo de investigación es cada vez más difícil y al mismo tiempo más importante.
Cualquier sociedad que pretenda aparecer como democrática, debe respetar el derecho a la libre expresión y sobretodo a la libre circulación de la información. Vivimos tiempos turbulentos en los que estos mínimos derechos tratan de ser acallados por todos los medios.
En los países desarrollados, el universo delictual ha alcanzado una amplitud alarmante. Sus enormes capitales no pueden ser generados y reintegrados al mercado legal sin la participación, voluntaria o no, del mundo político, empresarial y financiero.
Los tentáculos del narcotráfico, tráfico de armas, fabricación de drogas, tráfico de personas, el lavado de dinero, el tráfico de influencia, los lobbys descarados y muchos otros enormes negociados necesitan de colaboradores de “cuello y corbata” y por ende involucran a funcionarios públicos, empresarios y políticos.
Denunciar y aclarar estos es una labor extremadamente compleja y sobretodo de mucho riesgo para aquellos que tratan de cumplir con el deber de informar y además ilustra sin lugar a dudas, las debilidades y límites de las democracias actuales.